En el 2012, la administración de la República Popular de China (RPC) llega para quedarse cuando el Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) eligió un liderazgo colectivo con Xi Jinping
Xi durante un momento se estableció en un período muy corto de tiempo como un líder fuerte, probablemente el más fuerte desde Deng Xiaoping y Mao Zedong. Aunque la administración Xi ha definido su línea política como los “Cuatro comprensivos”, Xi es más conocido por su proclama para impulsar el “sueño chino”.
El “sueño chino” de Xi es un concepto más ambiguo, ya que no se asemeja al sueño americano”, que podría parecer un modelo para el término. El sueño americano implica que cualquier individuo puede alcanzar su propio objetivo individual por sus propios esfuerzos individuales.
Motivo por el que el sueño chino parece subordinar sueños individuales en pos del sueño colectivo de “el gran rejuvenecimiento de la nación china», en palabras de Xi, a la realización de un país próspero y fuerte, el rejuvenecimiento de la nación y el bienestar de las personas
Gracias a su política del ‘sueño chino’, Xi Jinping se ha insertado al mismo nivel que Mao Zedong y Deng Xiaoping en la Constitución del Partido Comunista de China.
El líder del gigante asiático, ha sido incluido en los documentos que rigen la organización política de la nación. Esto lo pone al mismo nivel que el líder de la Revolución China, Mao Zedong, y Deng Xiaoping, artífice de las reformas económicas que emprendió Pekín a partir de los años 80.
Según expertos, Xi Jinping ha demostrado capacidades de liderazgo e intenciones de centrar el poder en su figura, para de esta manera, “reordenar” al Partido Comunista de China, luchar contra la corrupción y eliminar tensiones internas y divisiones.
Estas políticas se combinarán con “un camino de cambio económico que se inició hace cinco años, con su primera etapa de gestión y en una senda de diseño que enmarca al país en una total restauración y posicionamiento de China como potencia mundial a través de lo que se denomina como “sueño chino”.
Las medidas implementadas tienen constataciones fácticas y objetivos concretos muy simples”, como mejorar la calidad de vida de los habitantes del país y sostener el crecimiento económico” de manera moderada y lograr “una mejor distribución del ingreso.
El líder del gigante asiático seguirá en su cargo al menos hasta el 2022. Este nuevo mandato abarca una fecha “simbólicamente” importante para el país, ya que el Partido Comunista festejará su centenario en 2022. Es de esperar que en estos años la figura presidencial siga manteniéndose al centro de la escena política, afirman expertos.
La operación de renovación ideológica emprendida por Xi debería ser considerada por lo tanto como una respuesta ante la crisis e integrada dentro del tercer grupo descrito. Así, se considerará la narrativa desarrollada alrededor del “sueño chino” y el refuerzo ideológico del PCCh como una forma de revolución pasiva que pretende integrar aquellas demandas surgidas en el seno de la población china, aislando aquellas de carácter rupturista, con el objetivo de garantizar el liderazgo del partido comunista.
Vale desatacar que su modelo de conducir contrasta con el Gobierno de Donald Trump, que ha aumentado la confrontación entre Washington y Pekín a partir de su llegada a la Casa Blanca en enero de 2017.